
por Francisco Rodríguez Criado (**)
América, bien sea mediante el cine, la radio, la televisión, la moda o a través de su avanzada tecnología, se ha promocionado a sí misma como una hermosa y glamurosa mujer, rica e inquieta, que puede colmar los sueños de cualquier mortal dispuesto a lanzarse a sus redes. Y se recrea de su esbelta figura con imágenes como las de La estatua de la Libertad, Central Park, La Séptima Avenida, La Casa Blanca de Washington o las cálidas playas de California. Pero, justo cuando estamos a punto de piropearla, aparece Raymond Carver para desmentirlo todo. Que no, nos dice, de guapa nada; que tan sólo es una impostora, una artificial muñeca de plástico, con el pelo teñido y las caderas celulíticas; una maliciosa y frívola mujerzuela que no cumple nada de lo que promete. Y para ello no hace sino acompañarnos hasta la cocina de la realidad, donde se amontonan en el suelo todos sus trapos sucios. Seguir leyendo →
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