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A la hora de elegir un relato pienso siempre en vos y me pregunto si te parecerá interesante, o si dejarás de leerlo porque te aburre. Evidentemente este es un riesgo que tengo la obligación de correr. Tal vez no hayas oído hablar de Katherine Mansfield, cuyo nombre real fue Kathleen Beauchamp y es posible que yo la haya elegido, porque muchos de los que no pertenecen al medio literario, no la conocen. A esta escritora le aceptaron su primer relato a los nueve años, y a esa misma edad ganó el primer premio de redacción de la escuela de la aldea, en su Nueva Zelanda natal. Pero en 1913, cuando ya no tenía dudas acerca de su vocación de escritora, envía a varios editores su cuento “Algo infantil pero muy natural” y fue rechazado por todos. Sus libros no despertaron gran interés hasta que en 1920 aparece Felicidad y luego con Fiesta en el Jardín publicado en 1922, fue considerada la autora inglesa de relatos, más destacada de su generación.
Elegí su cuento “Evasión” que pertenece a Felicidad y otros cuentos y debo decirte que me costó mucho esta elección. Seguir leyendo
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Parece una broma, pero somos inmortales. Lo sé por la negativa, lo sé porque conozco al único mortal. Me contó su historia en un bistró de la rue Cambronne, tan borracho que no le costaba nada decir la verdad aunque el patrón y los viejos clientes del mostrador se rieran hasta que el vino se les salía por los ojos. A mí debió verme algún interés pintado en la cara, porque se me apiló firme y acabamos dándonos el lujo de la mesa en un rincón donde se podía beber y hablar en paz. Me contó que era jubilado de la municipalidad y que su mujer se había vuelto con sus padres por una temporada, un modo como otro cualquiera de admitir que lo había abandonado. Era un tipo nada viejo y nada ignorante, de cara reseca y ojos de tuberculoso. Realmente bebía para olvidar, y lo proclamaba a partir del quinto vaso de tinto. No le sentí ese olor que es la firma de París pero que al parecer sólo olemos los extranjeros. Y tenía las uñas cuidadas, y nada de caspa.
Contó que en un autobús de la línea 95 había visto a un chico de unos trece años, y que al rato de mirarlo Seguir leyendo
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¡Hola! ¿Cómo estás? Hoy te traigo un cuento de Julio Cortázar que nunca había leído y que me pareció muy interesante se llama “Una flor amarilla” y pertenece a la segunda parte de Final del Juego. Me recordó un poquito a “El Otro” de Jorge Luis Borges pero sólo en el encuentro que ambos protagonistas tienen con su “otro yo” aunque ese otro yo difiera en uno y otro caso.
¿Pensaste alguna vez en la posibilidad de revivir en otra persona?
A veces la literatura nos pone frente a hechos sobrenaturales que superan nuestra razón. Como dijimos en otro cuento que compartimos, se trata de relatos fantásticos que los buenos escritores nos hacen creer que son reales; hechos y cosas que nos impresionan, que nos asustan, aún sabiendo que son imposibles o por lo menos no comprobables todavía. Digo todavía, porque si bien los hechos de la metafísica no tienen explicación posible, en los tiempos que vivimos lo más insólito puede llegar a ser real, con lo cual pasarían a ser otra cosa o a llamarse de otro modo. Seguir leyendo